Por José Víctor Arias Montes
Hacia mediados de 1975 el distanciamiento entre las dos principales corrientes autogobiernistas —Colegio de Profesores y Comité de Arquitectura en Lucha (CAL)– se manifestó abiertamente, motivando que esas divergencias se hicieran mucho más patentes entre los talleres autogobiernistas y la Asamblea de Delegados. Aun así, el trabajo académico continuó desarrollándose en todos los espacios académicos, sólo que ahora empezaba a generarse un alejamiento entre ellos que impedía, en general, conocer el trabajo realizado en su interior. Esta situación motivó, entre otros aspectos, el que se desarrollara una forma particular de “feudalismo” en los talleres y que el aparato burocrático se separara de la academia, provocando diferencias en el campo político y organizativo que orillaron a la Coordinación General a tratar de poner un “hasta aquí”.
Por ello mismo, el Coordinador General asumió la responsabilidad de pasar a todos los talleres a exigir que se reglamentara el Autogobierno en una fecha límite o él renunciaba irrevocablemente al puesto. La agitación no se hizo esperar. Los talleres discutían y llegaban a soluciones semejantes: “lo que hace falta no es reglamentar, hace falta un nuevo plan de estudios que normatice a todos los talleres y como consecuencia de éste vendrá la reglamentación”. Consensualmente los talleres estuvieron de acuerdo en luchar por un nuevo plan de estudios, mostrándose diferencias los aspectos de la reglamentación.
Inmediatamente se hicieron propuestas para organizar las discusiones del nuevo plan. Se programaron confrontaciones entre los talleres y se formó una Comisión Organizadora. Esta Comisión, en la que estaban representados todos los talleres, planteó la necesidad de conocer con exactitud las características principales del alumnado y diseñar, en consecuencia, un plan de estudios acorde no sólo con la realidad del país, sino con la realidad humana con que se contaba. Para tal efecto, se realizó un censo en el Autogobierno que permitió conocer esas características que se consideraron indispensables para el diseño del plan: edades, sexos, composición familiar, ingresos familiares, empleo, horas dedicadas al estudio y al trabajo, distancias y formas de transportación a la escuela, etcétera.
Por primera vez en la Universidad un movimiento que se había iniciado exigiendo cumplimiento a unas sencillas reivindicaciones planteaba, ahora, la necesidad y obligación de concretarlas en sus aspectos más amplios y trascendentales para una institución de educación superior: un plan de estudios acorde a las circunstancias de una escuela en crisis. Profesores, estudiantes y trabajadores, orientados por las mejores ideas, se prepararon para este gran e importante compromiso que no tenía antecedentes parecidos ni en la ENA ni en la Universidad. ¿Quién iba a pensar que en casi cuatro años un movimiento con estas característicasllegara a tanto?
El camino no había resultado fácil. Se tuvieron que enfrentar diversos aspectos, todos ellos complejos; se tuvo que abrir un campo de lucha específica para lo ideológico, otro para el político, otro pare el legal y otro, importantísimo por sus características que resumía todos estos campos: el académico.
Ya no había vuelta atrás, el Autogobierno estaba presente por diversos motivos. Y mientras los motivos pervivieran, ahí estaría. La autogestión sería el camino.
El futuro inmediato llegó, lo mismo que la convocatoria. Profesores, estudiantes y trabajadores, bien fuera en lo individual o en equipo o por taller integral, se prepararon para este inusual y trascendente compromiso: los días 3, 4 y 5 de diciembre de 1975, se realizaría el Primer Congreso del Autogobierno para la elaboración de un Nuevo Plan de Estudios.
La convocatoria despertó un amplio interés en la colectividad, no sólo porque nunca se había participado en algo así sino porque muchos querían aunque fuera contar sus propias experiencias y que se consideraran en este ejercicio pedagógico. Había tantas historias, prácticas, ideas y propuestas concretas, que la Comisión Coordinadora del Nuevo Plan de Estudios tuvo que desarrollar un reglamento y programa de trabajo específicos para que nadie quedara fuera. Se inició con una amplia difusión del evento, para que se conociera con exactitud todos los aspectos que se tenían que cubrir y las fechas para cada paso. Nada se olvidó, nada se dejó a la libre interpretación, todo quedó amarrado para que nada fallara. Cada persona, grupo y taller integral se organizó como mejor pudo para que su ponencia la conocieran los más que se pudiera. La Coordinación General se encargó de hacer un tiraje en mimeógrafo o en fotocopia igual para cada una de ellas y garantizar que todas las ideas circularan libremente. No hubo censuras, ni limitaciones, salvo lo estrictamente aprobado para que la organización y su desarrollo se llevaran en orden en los lugares y tiempos establecidos.
Como en todo evento importante, y este era uno de ellos, la sesión inaugural se realizó en una asamblea plenaria presidida por el Coordinador General y la Comisión Coordinadora, aprobándose la propuesta de trabajo presentada y nombrándose a los responsables para cada una de las tres mesas de trabajo en las que se desarrollaría el Congreso. Las otras cuestiones, como la del reglamento general, se acordaron que se abordaran en un segundo congreso para realizarse a finales de 1976.
Por primera vez en la ENA, y quizá en la misma Universidad, por propia voluntad la comunidad discutía y construía su propio plan de estudios, producto de la experiencia profesional y académica de los profesores, del entusiasmo participativo de los alumnos y de la práctica solidaria de los trabajadores. ¿Qué más se podía pedir de una comunidad así?
La convocatoria, aprobada por la Asamblea de Delegados, indicaba que el Congreso se desarrollaría en tres fases iniciales los días 3, 4 y 5 de diciembre: primera, Proposiciones concretas al Plan de Estudios a la luz de los factores externos que lo determinan; segunda, Proposiciones concretas al Plan de Estudios a la luz de los factores internos y externos que lo determinan; y tercera, Síntesis de las proposiciones y concreción del objeto del Congreso. La presentación de las ponencias se haría en tres mesas en los espacios de los talleres 5 y 8, 1 y 3 y 2 y 4, con horario de 9 de la mañana a 10 de la noche, con su respectivo receso. El 6 de diciembre se redactarían las conclusiones para, finalmente, el lunes 8 de diciembre, presentarse todo a la consideración de la Asamblea Plenaria Resolutiva.[1]
[1] “Boletín informativo #2 de la Comisión Coordinadora del Nuevo Plan de Estudios, ENA-Autogobierno, diciembre 2 de 1975, 6 pp.
Las ponencias presentadas fueron amplias y variadas, abordando problemas desde el campo político general hasta problemas particulares. Las proposiciones coincidían en puntos comunes: el plan de estudios vigente obstaculiza la formación profesional integral; la investigación no existe; la licenciatura y el posgrado no tienen relación alguna; los mecanismos para capacitar a los docentes no funcionan…; en fin, problemas específicos unos y generales otros que engendraron, en sólo tres días, un espíritu verdaderamente revolucionario en todos los participantes. Las discusiones de las mesas fueron no sólo aleccionadoras sino profundamente democráticas y propositivas: todos aprendieron que la autogestión era el camino correcto y que éste llevaría a mejores campos para cultivar infinidad de frutos.

Boletín informativo #2”, ENA-Autogobierno, diciembre 1975. Archivo: JVAM
Los acuerdos finales fueron claros y precisos, plasmando lo mejor de las prácticas cotidianas de los grupos académicos y de los talleres integrales. La sesión de la Asamblea, larga pero altamente propositiva, aprobó lo que cada mesa había presentado a las conclusiones. Para su redacción, se nombró una Comisión Redactora que, en su primer documento, señaló la concepción general del Plan:
La estructura general del NUEVO PLAN DE ESTUDIOS es dinámica, abierta, flexible y establece un punto de partida que permitirá al Autogobierno profundizar en el proceso de DEMOCRATIZACIÓN DE LA ENSEÑANZA y en la consecución de sus objetivos: AUTOGESTIÓN, CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD NACIONAL, TOTALIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO, CRITICA Y AUTOCRITICA, ENSEÑANZA DIALOGAL, VINCULACIÓN AL PUEBLO, PRAXIS…
Para la mejor estructuración del Plan, se organizaron cuatro apartados generales:
ORIENTACIÓN Y CONTENIDO DE LA ENSEÑANZA
El proceso creativo de la arquitectura es totalizante e integrador.
Por ello, la enseñanza de la arquitectura se organiza en tres áreas básicas de conocimiento integrado: TEORÍA, DISEÑO Y TECNOLOGÍA, cada una con su correspondiente ciclo teórico-práctico y sus fases de investigación y experimentación.
La ORIENTACIÓN de la enseñanza en el AUTOGOBIERNO es académica-política y vinculada con la realidad social. Por ello, la temática del trabajo académico-profesional que en la escuela se genera es proveniente y tendiente a una vinculación que parta de nuestra actividad organizada con el pueblo explotado ocon el Estado (siempre y cuando el trabajo de éste sea en beneficio de una comunidad popular en concreto).
duración y organización de la carrera
La duración de la carrera en la Licenciatura será de cuatro años, agrupados en torno a tres niveles de 2, 4 y 2 ciclos cada uno.
—El primer nivel será introductorio y de instrumentación básica; —El segundo nivel será propiamente de desarrollo;
—El tercer nivel será de reafirmación y profundización del conocimiento.
En cada nivel y área de conocimiento se definirá el conocimiento básico que el aprendizaje requiere…
Existirá así una enseñanza básica y una enseñanza complementaria…
Los métodos de enseñanza-aprendizaje serán gradualmente autogestivos según lo vayan permitiendo la realidad del profesor y la realidad del alumnado… Estos métodos partirán de los más rigurosos y científicos enfoques de la pedagogía contemporánea…
La continuidad de los estudios para la preparación del estudiante, se asegura mediante la reestructuración e implementación de la División de Estudios Superiores y su integración al Plan de estudios de la licenciatura.
El servicio social estará integrado en los desarrollos académico-profesionales durante toda la carrera.
El examen profesional y la tesis desaparecen tal como los hemos conocido. El acreditamiento de la carrera se hará con los trabajos integrales académico-profesionales en el tercer nivel de la misma.
ORGANIZACIÓN, RACIONALIZACIÓN Y DEMOCRATIZACIÓN DE INSTANCIAS
La unidad organizativa básica para la producción académica-profesional del Autogobierno es el Taller Integral, el cual tendrá las características siguientes;
—Estructura democrática…
—Programa integral de acuerdo al nuevo plan…
—Los talleres continúan integrados en una federación, pero de ahora en adelante serán homogéneos en criterios generales académicos, políticos y administrativos.
—El Taller de Autogobierno, de acuerdo al presente plan se convierte en una unidad productora de recursos.
—Se crearán Talleres Populares de Arquitectura y Extensión Universitaria…
—Cada taller conserva la flexibilidad de operación y la libertad de experimentación…
Para poder desarrollar el nuevo plan de estudios se requiere la creación e implementación de las siguientes instancias…
COMISIÓN COORDINADORA DE TEMAS REALES Y VINCULACIÓN POPULAR. Esta deberá planear, coordinar y controlar los procesos académicos en relación a los temas y a la vinculación exterior…
CENTRO DE INVESTIGACIONES Y EXPERIMENTACIÓN CIENTÍFICA. El cual deberá planear, coordinar y controlar los programas de investigación que en las diferentes áreas y niveles se están llevando a cabo en los talleres.
ÓRGANO DE INFORMACIÓN DE LA ASAMBLEA. Que permita a todos los miembros de la comunidad estar enterados de las experiencias e iniciativas que en la escuela se están desarrollando…
CENTRO DE FORMACIÓN Y CAPACITACIÓN DE PROFESORES. Integrado a la División de Estudios Superiores.
ACADEMIAS DE PROFESORES POR ÁREAS. a fin de intercambiar experiencias, planear los procesos y definir los contenidos de la enseñanza…
TRANSICIÓN Y ADAPTACIÓN AL NUEVO MODELO
Es necesario un periodo de ajuste para alumnos, profesores y trabajadores, en el cual se contemple:
—Revisión y capacitación del personal docente…
—Convalidación de créditos para los alumnos…
—Creación de material didáctico…
—Explicaciones amplias… acerca de los niveles, ciclos…
—Las evaluaciones para efectos administrativos serán por niveles y no se pasará al siguiente si no se ha acreditado el previo…
—Siendo estimada la duración total de la carrera en cuatro años. Que por la mecánica de evaluación libremente administrada por el aprendiz posibilita el que se efectúen los estudios en menos o más tiempo según la persona lo desee…
—En este proceso de transición se requiere fomentar tanto en profesores como en alumnos el manejo del nuevo concepto de APOYO ACADÉMICO en substitución del de “clase” o del de “materia”…[2]
[2] Nuevo Plan de Estudios. Autogobierno, Comisión Redactora de los acuerdos para la reestructuración del plan de estudios del Autogobierno, ENA-UNAM, s/f, mimeógrafo, 4 pp.
Con este Plan, con una opción curricular por áreas de conocimiento —Teoría, Diseño, Tecnología y Extensión Universitaria—, a cursarse en 4 años, había terminado una etapa importante del Autogobierno y se abría otra donde se enriquecían las experiencias obtenidas en cuatro años, con las influencias históricas e ideológicas que en forma natural y democrática se fueron gestando.
Sin duda, el aspecto novedoso, y realmente progresista, de darle al Plan ese criterio abierto, no limitativo, y de replantear los objetivos propuestos desde 1972, le dio a los talleres la posibilidad de la libre experimentación, de la competencia académica y de la confrontación política. Pero había algo que quizá no había llegado a profundizarse y a definirse con tanta claridad como algunos otros conceptos, o al menos, había faltado una discusión más amplia y profunda sobre una de las esencias mismas del Autogobierno: la autogestión.
Si bien los talleres habían experimentado, unos por necesidad y otros por programa, diversas formas autogestivas, éstas no habían sido lo suficientemente analizadas para realmente contar con un criterio que se generalizara y sirviera de ejemplo o guía a todos; por el contrario, los talleres continuaron sus formas autogestivas de trabajo, unos con más ímpetu y experiencia, y otros con timidez y limitaciones. Aun así, en la redacción final del Plan de Estudios del Autogobierno, el Colegio de Profesores logró plasmar las ideas de José Revueltas sobre la autogestión. Dice el Plan:
Es posible integrar en este Plan de Estudios, dadas sus características, los más avanzados enfoques pedagógicos o los más rigurosos y científicos métodos de enseñanza. Hemos optado, en este punto, por la alternativa académica que ofrece el sistema de enseñanza-aprendizaje gradualmente autogestivo… que permite la responsabilidad de la enseñanza tanto a estudiantes como a profesores por igual y abre posibilidades de democratizar los sistemas de enseñanza con una participación compartida. En este sentido, entendemos la educación como un fenómeno de contenido ético ubicado en la perspectiva histórica, que fomenta y propicia la participación racional del individuo en la elaboración de sus propias perspectivas, que despierta un riguroso espíritu creativo, crítico e imaginativo para poder, entonces, dar lugar a una educación global, de totalización y praxis, que se convierta en educación autogestiva, esto es, como una educación que se gestione y se modifique a sí misma en forma permanente.
La autogestión académica es el automanejo y el autogobierno de la vida académica por parte de las instancias de organización abiertas de estudiantes, profesores y trabajadores, con consecuencias administrativas y democráticas, que permite y garantiza una permanente elevación de la calidad de la enseñanza y de los principios en que se sustenta la Universidad; es también el ejercicio de la conciencia política colectiva y organizada a través del análisis y del debate democrático. La autogestión como proceso del conocimiento y de la conciencia política compartida es la forma más racional de acceder al conocimiento democrático por medio de la elevación de la libertad de cátedra a la confrontación del pensamiento; la autogestión significa conocer entre todos, decidir entre todos, impugnar, controvertir, transformar, e impedir que algo permanezca inmutable. La autogestión es la forma viva, y crítica del pensamiento militante y activo, es la conciencia de lo que significa estudiar, conocer y actuar dentro de una perspectiva de cambio de las estructuras sociales. La autogestión presupone una enseñanza técnica integral, subordinada a los valores humanos del conocimiento, en contra de la mera destreza y de la habilitación utilitaria de la técnica actual…[3]
[3] Plan de Estudios, Escuela Nacional de Arquitectura-Autogobierno, México, UNAM, 1976, pp. 12-13.
Como decíamos, son estas tesis planteadas por José Revueltas las que lograron mayor penetración en el Autogobierno, unas por vía del Colegio de Profesores y otras producto de la vivencia cotidiana con otros movimientos y organizaciones. Pero si se lee con mayor autocrítica lo escrito por Revueltas, se verá en ello la advertencia de las diferencias entre la autogestión y el autogobierno y que los talleres no pudieron superar; mas por el contrario, en muchos casos agudizaron las contradicciones. Repasémoslas con cuidado:
1. La autogestión académica es… una toma de conciencia.
2. Conciencia de lo que es el estudiar y el conocer…
7. Para el concepto de autogestión el conocer es transformar. No se trata tan sólo de adquirir una concepción determinada del mundo, sino de que tal concepción, al mismo tiempo, actúe como desplazamiento revolucionario de lo caduco, lo ya no vigente, lo obsoleto que se resiste a desaparecer. La autogestión se plantea, así, como un conocimiento militante…
9. La autogestión presupone una enseñanza técnica integral, subordinada a los valores humanos del conocimiento, en oposición a la destreza y eficacia que constituyen el fin último y único del aprendizaje y adiestramiento técnicos.[4]
(…) La autogestión, en efecto, no se propone un manejo ni dirección de la enseñanza… Establecer la autogestión en este plano, sería confundirla con el autogobierno educativo y, algo peor aún, al nivel de aula, lo que haría de la educación superior un conjunto de grupos federados e independientes, unidos entre sí apenas por el hecho de pertenecer a una misma institución o funcionar dentro de un mismo edificio. La autogestión podrá promover reformas a la metodología y a los planes de estudio, pero éste es un problema por separado, más bien de tipo técnico, que no implica, no lleva en sí mismo ningún planteamiento de desenajenación, de emancipación esenciales.[5]
1. La autogestión académica es el automanejo y autodirección de la educación superior… por el colegio de maestros y estudiantes desde el nivel de aula hasta los de escuela…
3. La autogestión académica es la puesta en actividad de una conciencia colectiva organizada que actúa como conjunto y a través de sus órganos correspondientes…
4. Para la autogestión académica, el aprender, el conocer es impugnar, controvertir, transformar. Nada es definitivo, nada permanece, todo es cuestionable para la autogestión, dentro del campo de la educación superior y fuera del mismo. La —autogestión es la forma viva y activa del conocimiento militante y crítico…[6]
[4] José Revueltas, “¿Qué es la autogestión educativa?” en México 68: Juventud y revolución, México, ERA, 1984, pp. 107-109.
[5] Ibid, “Consideraciones sobre la autogestión académica”, p. 123.
[6] Ibid, “La autogestión: forma superior de la libertad y la democracia”, pp. 309-310.
Es evidente que hablar de autogestión, cuando menos en los términos anteriores, conlleva al análisis de cómo se entendió y practicó (y se practica), plasmada como objetivo dentro del Autogobierno. Descubriremos que la autogestión es algo más que manejarse o conducirse por sí mismo. Entender, para el análisis, que la autogestión es la praxis de una conciencia colectiva organizada, nos llevará a reflexionar seriamente sobre los últimos años del Autogobierno. ¿En realidad hubo conciencia? ¿Fue colectiva? ¿Estuvo organizada?
A partir de la conclusión de este gran evento los talleres emprendieron nuevamente su camino; ahora, aparte de la experiencia acumulada, se tenía la posibilidad de organizar un plan particular para dar salida a la experiencia de cada quien.
El Colegio de Profesores, con una mayor experiencia académica, había logrado penetrar en forma más dominante en el documento final, y a pesar de eso las demás corrientes también vieron como sus propuestas e inquietudes quedaban integradas. En apariencia se presentaba un plan “ecléctico”, pero en el fondo era un plan unitario.
La Comisión de Redacción y la Coordinación General aceleraron los trabajos para presentarlos al Consejo Técnico (paritario) de la ENA, y dar los primeros pasos para la legitimación del Plan de estudios. Unos meses más tarde, el 17 de agosto de 1976, la Comisión del Trabajo Académico del Consejo Universitario aprobaba el Plan.
Además, desde tiempo atrás, en los inicios de 1975,los profesores que se encontraban en la maestría impulsaron la “reestructuración del Departamento de Estudios Superiores del Autogobierno” y después de haber realizado un exhaustivo trabajo se presentó la propuesta a la Comisión de Planes de Estudio y Programas del Consejo de Estudios Superiores, misma que la aprobó el 27 de julio de 1976. Finalmente, para el 16 de noviembre de ese mismo año, el Consejo Universitario aprobaba conjuntamente el Plan de licenciatura y el Plan de posgrado del Autogobierno; el ciclo se había cerrado perfectamente, ahora, el Autogobierno tenía todas las expectativas para no sólo ser una Unidad Académica, sino para llegar a ser una Escuela.

Los Planes de estudio se convirtieron, entonces, en el instrumento por el cual los Talleres y el Posgrado debían consolidar el proyecto académico. Ahora tocaba a ellos desarrollarlo y profundizarlo, a partir de sus particulares concepciones. Así pues, los planes de estudio representaban el resultado de una experiencia académica-política con un largo historial que se encontraba permeado por una serie de ideas académicas, políticas e ideológicas que eran producto de la historia; esa historia en la que los individuos adquieren el status de sujetos, y no el de simples objetos; de esos sujetos que, unidos por objetivos comunes, son capaces de transformar el mundo. Para eso precisamente se hicieron, para transformar la formación de los arquitectos en sus dos vertientes: la arquitectónica y la urbanística. Uno, centrado en la arquitectura y su contexto urbano y, otro, para formar investigadores y docentes en la arquitectura y el urbanismo.
En poco tiempo, el Autogobierno transitó, a pesar de sus contradicciones, de un periodo reivindicativo y programático a uno de pleno desarrollo y de amplia producción académica. Con esta perspectiva, la estructura de talleres federados adquirió una nueva dimensión al través de la interpretación y puesta en práctica de un plan abierto y flexible, posibilitando realmente la “unidad en la diversidad” pero también, y no se escapaba a ello, la diversidad podría llevar a la dispersión y a la polarización.
En la vorágine de ese proceso diverso y unitario, no bastaron los órganos intermedios como la Asamblea de Delegados pues las contradicciones empezaron a aflorar una tras otra y el feudalismo de la estructura de talleres atajaba la confrontación política y académica que tanta falta hacía en esos momentos. Es decir, no había mejor manera de superar las contradicciones que afrontarlas directamente, cuando menos ese era un buen camino.
Pero claro, la palabra hablada fue el factor fundamental para que las ideas transitaran de un lugar a otro; pero la escrita, la imprescindible palabra escrita, refrescó y motivó la reflexión y la discusión apasionada de las distintas posiciones. El volante, el folleto, el cartel, la pinta, los dibujos y todo aquello que logró que las ideas perduraran, se hizo presente en todos los rincones. El papel revolución y el bond, el mimeógrafo y la fotocopiadora; el bolígrafo, el lápiz y los plumones; el restirador, la escuadra y la regla te; la vinílica y la brocha y desde luego la máquina de escribir, fueron los objetos que los sujetos convirtieron en los instrumentos más bellos jamás conocidos, para modelar esa acariciada aspiración de transformarlo todo incluyendo las contradicciones entre el CAL y el Colegio de Profesores que eran las que más pesaban
Así que noviembre de 1976 nos trae gratos recuerdos de cómo la autogestión pedagógica posibilita la superación académica en múltiples niveles y perspectivas para la adquisición y producción del conocimiento en esta nuestra profesión: la arquitectura.
Ahora, en noviembre de 2022, la autogestión sigue presentándose como una alternativa viable y concreta para definir un nuevo plan de estudios cuyos trabajos han iniciado planteándose la revisión del Plan 2017, que es el que actualmente se cursa en la Facultad de Arquitectura de la UNAM en sus 16 talleres de arquitectura.