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EL DESARROLLO SOCIOURBANO EN ÁREAS CONURBADAS Y LA SOBREPOBLACIÓN RELATIVA

Rubén Cantú Chapa

La caracterización de las áreas marginales conurbadas de la ciudad está determinada por las condiciones de vida de la población, su tasa de crecimiento y el ambiente sociourbano que identifica el espacio citadino. Los habitantes del lugar lo constituyen fundamentalmente la sobrepoblación relativa, surgida del proceso productivo cuya dinámica se rige tanto por la estructura socioeconómica como por las relaciones que emanan de las políticas estatales.

El surgimiento de la sobrepoblación relativa, caracterizada por el desempleo y el subempleo en la ciudad y en el campo, tiene su origen en la naturaleza del sistema económico como acontecimiento natural de la economía de mercado; fenómeno to- lerado por la administración gubernamental bajo el amparo de las políticas públicas del Estado. Con la sobrepoblación relativa aparece el ambiente sociourbano en la metrópoli distinto al existente en las sociedades precapitalistas; esto es, emergen las condiciones de vida contradictorias en la ciudad a partir de la crisis cíclica del trabajo asalariado enajenado. Una sobrepoblación derivada de la ley de la baja tendencial de la tasa de ganancia inherente al sistema capitalista, es el que se manifiesta social y económicamente con regularidad en las formas de vida de las zonas conurbadas de la ciudad mediante la autoconstrucción; también en los espacios públicos cívicos y patrimoniales de la ciudad, que con frecuencia se expresan en las plazas cívicas o en los Centros Históricos, bien como demandas sociales más sentidas o como exigencias en el ámbito político.

La sobrepoblación relativa como fuerza de trabajo enajenada o empeñada y además como mercancía, expresa su externalidad como una fase del capital variable en el proceso económico sobreproducida, y corre la misma suerte que los demás productos del mercado. Se rige también por la oferta y la demanda y es la ganancia la que determina en última instancia las formas de su existencia sociourbano o socio ambiental  

 Cuando la tasa de ganancia lleva la tendencia hacia la baja en las múltiples uni- dades productivas del modo de producción capitalista, no sólo surge la sobrepoblación relativa que se expresa mediante la crisis del trabajo materializado con el desempleo, también impacta tanto en la magnitud y el crecimiento físico espacial desordenado en las áreas marginales de la ciudad como en el ambiente sociourbano. Esto es, la caída tendencial de la ganancia, la enajenación del trabajo en el marco y con el sustento en las políticas públicas, determinan las características y la extensión del uso del suelo de la ciudad, su urbanización y las expresiones marginales de conurbación, así como las condiciones sociales de vida citadina como ambiente sociourbano; así mismo, deja su estela contradictoria en la organización territorial de la población, como sucede con los distintos niveles en la calidad de la urbanización. Por un lado, aparece la pobreza de la vivienda caracterizada por la autoconstrucción; por el otro, emergen los conjuntos residenciales signando los altos ingresos económicos en sectores determinados de la población. Con esto, surge el desenvolvimiento socioambiental de la metrópoli y su región como expresión material de una de las determinaciones del sistema de competencia constituido por la naturaleza de las leyes del mercado.

En el ensanchamiento denominado “proceso de urbanización”, es el desarrollo material desigual y combinado de la ciudad a semejanza del sistema. Como resultado también de la industrialización y de la actividad terciaria de la economía, aparece con ese crecimiento urbano, tanto la sobrepoblación relativa como la “relativa población” beneficiada con la composición orgánica del capital en los términos de la acumulación del capital en nuestro país y en no pocas naciones “en vías del desarrollo”. La ciudad del capital lo es del capital constante (instrumentos y medios de producción) como del capital variable (sueldos y salarios); urbaniza el capital inmobiliario por un lado y por el otro la autoconstrucción del capital variable que representan los trabajadores. El proceso de urbanización sin las condiciones de vida suficientes y una racionalidad de equidad en la distribución de la riqueza generada, no es más que la expresión material de la caída tendencial de la tasa de ganancia de la industrialización, aunada al proceso de tercerización de la economía en el ámbito del desempleo y subempleo. Por un lado, es la forma sociourbana como se contrarresta la baja de la tasa de ganancia que se traduce en cinturones de miseria alrededor de la ciudad, con áreas marginales conurbadas a donde llegan la sobrepoblación relativa, población superflua del sistema y por el otro, los conjuntos residenciales conurbados de quienes se apropian del plus-trabajo o plusvalía durante la acumulación del capital.

La tendencia a la baja de la tasa de ganancia y la acumulación acelerada, “formasdiferentes e inherente a toda empresa determinada por las leyes del mercado” en la esfera del sistema imperante, trae como resultado la aparición y dimensión de más fenómenos sociales de la sobrepoblación relativa, esto es, la “población superflua, promueve la sobreproducción, la especulación y las crisis”[1]. De esta sobrepoblación se derivan en mayor o menor grado, tanto la descomposición social que sigue diversas formas de expresión y que asuela a la sociedad en su conjunto, como la creciente y desordenada urbanización del territorio, así como el entorno sociourbano en la ciudad, que tienen su origen en los vastos problemas sociales, políticos, económicos y culturales. Los resultados más severos de la descomposición social que presenta la superpoblación relativa es la depredación humana cuando se involucra en la economía criminal. En nuestro país, la violencia en este medio ha dejado una huella inédita de víctimas al terminar la primera década del siglo xxi y que aún continúa en los siguientes años. Las ganancias para quienes están detrás de esa economía criminal, superan todo tipo de rentabilidad en las inversiones productivas o improductivas en la economía globalizada como nunca antes. La enajenación del trabajo se vuelve sobreexplotada, insegura y de una violencia que supera las anteriores expoliaciones de la naturaleza humana y del medio natural, que ambos configurados en el medio ambiente sufren una depredación contemporánea inédita.[2]

[1]  Carlos Marx, El Capital, T-III, Vol. 6, Sigo XXI, México, 1984, pp. 309-310

[2]  Rubén Cantú Chapa, Centro Histórico, ciudad de México, medio ambiente sociourbano, Plaza y Valdés, México, 2000. “Separados los conceptos medio y ambiente, se pueden aplicar al aspecto ecológico y a la naturaleza. Unidos ambos términos, medio ambiente suele llamarse y emplearse a la suma de factores y procesos sociales, económicos, políticos y culturales en relación con el ser social. Medio Ambiente no sólo es la suma de todas las determinaciones, sino la relación y articulación entre ellas”.

Las mismas causas que originan la sobrepoblación relativa, esto es, la que las que se ubican en las áreas conurbadas marginales, resultan del proceso de competencia que promueve el incremento de nuevas tecnologías y el aumento del equipamiento industrial, pero excluyentes de mano de obra, van en paralelo con las distintas formas de eliminación del trabajo, mediante el desempleo (sin la reposición correspondiente de nuevos empleos), o el empleo hacia la corta existencia del hombre en la economía criminal. De manera similar sucede con la sobreproducción de mercancías, origen de la crisis del sistema económico, una crisis inherente a este modo de producción que la resuelven con nuevas formas de acumulación y la consecuente destrucción de vastas fuerzas productivas.

La mano de obra-mercancía, desempleada y subempleada, tiene el mismo destino que los demás artículos de consumo y bienes de capital sobreproducidos en el capitalismo, esto es, forma parte del fenómeno de las crisis de sobreproducción consustancial al sistema. La crisis de sobreproducción de mercancías, no podemos dejar de recordar, llevó a dos guerras mundiales devastadoras del medio ambiente, destruyó el medio natural como también la naturaleza humana y su obra construida, esto es, el ambiente urbano y regional de la sociedad.

En la ciudad como en la sociedad, así como en la naturaleza y el pensamiento, nada surge si no lleva el nacimiento de su contrario. Mientras el capital, en su aparición, acontece el fenómeno a condición de crear su contrario, que es la clase obrera, de similar forma, a la ciudad del capital también le surge el espacio socioterritorial donde reside su contraparte, esto es, la “no ciudad”. Son los suburbios habitacionales en la periferia y también al interior de la metrópoli, carentes de servicios y equipamiento urbano y de empleos, como vecindades de la “no ciudad” donde generalmente se ubica la sobrepoblación relativa. Pero en el desenvolvimiento de la ciudad, tanto el capital como la clase subalterna, dejan vestigios de expresiones ambientales sociourbanas y de conurbación en los espacios y periferias de la metrópoli, por donde se establecen, habitan y circulan. Llama la atención tal ambiente sociourbano por la vasta variedad de imágenes y modo de vida que signan la ciudad y su entorno citadino, que rebasan todas las formalidades edificadas, pues no logran ir en paralelo con el diseño anticipado de la construcción de la metrópoli, ni en la vivienda, el trabajo, la circulación y el entretenimiento.

La imagen de la ciudad donde residen los sectores dirigentes del Estado y el ca- pital es distinta a la que configuran las clases subalternas en sus formas de vivir y ocupar el espacio público y privado. La variación del paisaje urbano lo determina el “panorama” social mediante los ingresos familiares, fenómeno que se expresa en todas las formaciones sociales; más aún con la aparición de la propiedad privada y con ésta el surgimiento del espacio público. La segregación urbana es la misma se- gregación en lo social, una discriminación visualizada en la perspectiva urbana que corresponde a la exclusión social expresada de igual forma en el espacio público.

Autoconstrucción en el norte de la metrópoli (Gustavo A, Madero, Ecatepec)

Crecimiento inmobiliario en el sureste, Santa Fe


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