Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar

Arquitectura conmemorativa

Cristóbal Colón y el Paseo de la Reforma

Primera parte

José Víctor Arias Montes

Atendiendo a la invitación del blog Arquitectura ante la 4T, iniciamos algunas reflexiones sobre la arquitectura conmemorativa, en especial sobre el carácter evocativo otorgado desde el siglo XIX al Paseo de la Reforma en la Ciudad de México y a los espacios que con esa significación se han levantado en su largo recorrido, iniciando con el dedicado a Cristóbal Colón que ha motivado una amplia discusión.

Algunas de estas reflexiones tienen como fuente diversas opiniones publicadas en periódicos, libros y revistas por el que escribe, por lo que también se anexarán en algunos casos textos de época tal y como se hizo en la invitación de este blog con el texto del arquitecto e ingeniero civil Manuel Francisco Álvarez.

Los espacios conmemorativos constituyen una de las más importantes aportaciones de la arquitectura al ámbito cultural nacional, a pesar de que muy pocos le reconocen ese carácter. De ahí que los consideremos arquitectura, en tanto logran o alcanzan condiciones específicas de habitabilidad. Nos referimos a espacios que, estando ubicados en el interior o exterior de algunas edificaciones o en la estructura de los asentamientos humanos o bien en el ámbito natural, tienen por objeto precisamente la conmemoración y que por sus características compositivas cuentan con elementos expresivos diversos para evocar o recordar aquello que la sociedad considera importante de su propia historia o de sus relaciones sociales adquiriendo, con ello, una valor de utilidad multidimensional en esas relaciones.

Por tanto, los espacios conmemorativos son parte de la arquitectura y se explican por su habitabilidad lograda; por lo cual no habrá por qué no considerarla arquitectura si cumple precisamente con los preceptos básicos de la habitabilidad. Podremos entonces, sin concordamos en estas ideas, listarla en el catálogo de los géneros como arquitectura conmemorativa.[1]

[1] Dice Bruno Zevi, por ejemplo: “La experiencia espacial propia de la arquitectura tiene su prolongación en la ciudad, en las calles y en las plazas, en las callejuelas y en los parques, en los estadios y en los jardines, allí donde la obra del hombre ha delimitado “vacíos”, es decir, donde ha creado espacios cerrados… No sé si la experiencia espacial que se tiene al recorrer una autopista rectilínea y uniforme a través de kilómetros de llanura deshabitada, se pueda definir como una experiencia arquitectónica en el sentido corriente de la palabra; pero es cierto que todo el espacio urbanístico, todo lo que está limitado visualmente por muros, filas de árboles, perspectivas, etc., está caracterizado por los mismos elementos que distinguen el espacio arquitectónico.” Ver: Bruno Zevi, Saber ver la arquitectura, Barcelona, Poseidón, 1978, pp. 28-29.

Históricamente las sociedades requieren mantener vivo el recuerdo de su pasado que sirve, entre otros, para construir el presente y orientar el futuro hacia campos imaginarios de coherencia nacional y bienestar social postulados por las clases y sus estratos sociales. La arquitectura conmemorativa no escapa a esa relación clasista construida históricamente y por consecuencia expresa también las contradicciones sociales de una época determinada. En ese sentido, lo que se construye es precisamente su propia memoria histórica que se manifiesta en los espacios conmemorativos de todo tipo.

Por tanto, la necesidad de exaltar el pasado histórico, de reconocer principalmente a las personas que participaron en él y ser parte del mundo moderno con el sabor de lo propio, empujaron el cambio en las ideas tradicionales sobre la producción artística y arquitectónica-urbanística, incluyendo a las que se estaban generando para construir la nueva espacialidad conmemorativa. De esa forma, las sociedades acrecientan su patrimonio histórico con multitud de temáticas que portan partes significativas de sus propias historias.

Concluida la Revolución de Independencia, enmarcada en su consumación firmada en el Acta del 28 de septiembre de 1821, el país entró a una etapa difícil sellada por multitud de enfrentamientos y luchas internas por el poder, que no impidieron que los espacios conmemorativos iniciaran su aparición para recordar las proezas de la independencia consumada y el papel de sus principales protagonistas. Espacios pequeños, con esculturas o sin ellas, o espacios que por sus dimensiones modificaban la estructura física de la localidad, recurriendo a expresiones academistas, impulsaron la aparición de los espacios conmemorativos como parte revitalizadora de los espacios públicos. En esa naciente arquitectura conmemorativa se abrió terreno el lenguaje clásico, manteniendo temporalmente cierta hegemonía, a la vez que la columna se convirtió en el elemento más usado para la composición de los monumentos. Desde la construcción del primero, en la ciudad de Celaya, Gto., por el arquitecto Eduardo Tresguerras en 1822,[2] hasta el erigido en 1910 para las fiestas del Centenario en Paseo de la Reforma por el arquitecto Antonio Rivas Mercado, las columnas clásicas ganaron presencia en estas obras que conmemoran esa Revolución. 

[2] Carlos Martínez Assad, La patria en el Paseo de la Reforma, México, FCE-UNAM, 2005, p. 22.

Pero abramos un paréntesis, porque hubo la intención de erigir un monumento conmemorativo dedicado a la lucha de Independencia de 1810. Han transcurrido algunos años, en la memoria se conserva fresco el recuerdo de esa gesta revolucionaria y ello merece una conmemoración a través de un gran monumento, en el corazón mismo de la capital. Quizá el más importante del siglo XIX por su monumentalidad, fue el realizado por el arquitecto Lorenzo de la Hidalga y Musito[3] en 1843 tras haber ganado el concurso correspondiente, iniciando su construcción en la Plaza de la Constitución[4] en la ciudad de México para luego suspenderse, ser olvidado y demolido el zócalo que se mantuvo ahí por largo tiempo.[5]

[3] Arquitecto español, nacido el 4 de julio de 1810 en la provincia de Alava, cerca de Vitoria. Realizó sus estudios en la Real Academia de San Fernando, obteniendo su título el 31 de enero de 1836. Muere el 15 de junio de 1872.

[4] Nombrada así en 1813 con motivo de la Jura de la Constitución de Cádiz; anteriormente se le llamaba Plaza Mayor. Ver: Adrián García Cortés, Historia de la Plaza de la Constitución, México, Departamento del Distrito Federal, 1974, p. 68.

[5] La descripción completa del monumento puede leerse en Justino Fernández, “Apéndice 2. Proyecto del monumento de la Independencia” en El arte del siglo XIX en México, México, UNAM-IIE, 1983, pp. 211-212.

Lo proyectado y descrito por el arquitecto De la Hidalga, es sin duda uno de los mejores ejemplos de cómo la arquitectura conmemorativa puede convertirse en un instrumento útil didáctico-ideológico para quien al visitar y recorrer un espacio de esta naturaleza lea con claridad la composición conseguida y descubrir la finalidad del monumento. Aunque claro está, la lectura precisa sólo será posible si se conoce ese lenguaje simbólico que viene de la arquitectura clásica y que en esos años dominaba en la composición arquitectónica. Y desde luego que el uso de inscripciones y estatuas facilitan la lectura, pues no se requiere más que guardar en la memoria la imagen física de los héroes para más o menos saber lo que se está representando en determinado monumento. La construcción de este monumento se suspendió cuando estaba concluida la base o zócalo de la columna. Así pasó algún tiempo, lo que llevó a la población a llamar a la plaza El Zócalo; en alusión al zócalo de la columna que había quedado inconclusa.

Monumento a la Independencia Mexicana, Plaza de México, arquitecto Lorenzo de la Hidalga, 1843.

El monumento fue compuesto bajo los principios de una solidez eterna y el empleo conveniente de inscripciones, relieves y estatuas para lograr el carácter sólido y perpetuo, según el mismo De la Hidalga. Se situó al centro de la plaza, en los ejes del centro de la fachada de Palacio Nacional y de Catedral. Frente a Palacio se ubicaron dos fuentes: una dedicada a la Prosperidad y otra a la Abundancia. El proyecto se compone de dos partes: la primera corresponde a la galería o panteón donde estarían los bustos o restos de los héroes, precedida por una balaustrada circular iluminada con faroles y escalinatas en los cuatro frentes que conducen a un volumen octogonal y almohadillado rematado con una cornisa en cuyo friso aparecen los nombres de los héroes y el acceso a la mencionada galería; al centro una escalera que lleva a una tribuna circundada por una balaustrada de bronce en cuyos vértices están los pedestales donde descansan ocho estatuas de los principales personajes de esa gesta. La segunda parte, elevada sobre un basamento de planta cuadrada que aloja otra tribuna para discursos y oraciones, contiene en sus ángulos cuatro grandes estatuas que representan la Justicia, la Ley, la Fuerza y la Vigilancia conformando el sostén moral de la columna de la Independencia. Sobre el basamento descansa el pedestal de la columna en cuyos lados se colocarían bajorrelieves de bronce recordando el Grito de Iguala, el de Dolores, La Entrada del Ejército Triunfante y La Batalla de Tampico. En la cornisa del pedestal están los laureles de honor de los hechos gloriosos, sostenidos por cuatro águilas mexicanas. La columna es de orden compuesto antiguo con base ática, y el fuste se encuentra dividido por una parte estriada en su mitad y dos lisas en el imoscapo y sumóscapo; las estrías, unidas por un anillo de bronce con los nombres de los veinticuatro departamentos simbolizan la unión de éstos, considerándose como el sostén y conservación de la Independencia. La columna remata con un capitel con el águila mexicana sobre los laureles de la victoria; sobre éste, se colocó una barandilla de bronce para resguardar a los visitantes que desearan observar la ciudad. Remata el monumento una semiesfera donde descansa de pie el genio de la Independencia y Libertad Mexicana.

[Puede verse el documento anexo para ver la descripción exacta del arquitecto Lorenzo de la Hidalga]


Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: