Gerardo G. Sánchez Ruiz
Cada año en estas fechas, vemos, toreamos y sufrimos la acumulación de aguas en calles y avenidas de la ciudad de México resultado de fuertes tormentas debido a los nefastos estragos causados en determinadas zonas; pero es un hecho de que la población sufriría más, de no haberse realizado a lo largo de la historia grandes obras de ingeniería para el drenado de aquellas; pese, a obstáculos naturales, expansión de la ciudad junto al incremento poblacional, y por supuesto, la inconciencia que priva en amplios sectores de la ciudadanía.

Calle anegada en el Municipio de Ecatepec. Fotografía: Maribel Espinosa Castillo, 2021.

Calle anegada en el Municipio de Ecatepec. Fotografía: Maribel Espinosa Castillo, 2021.
Y en efecto, la historia de la ingeniería en el área de la hidráulica, muestra grandes obras que han permitido a la Ciudad de México sortear inundaciones a la vez de otras urgencias, si no totalmente, si para que ésta funcione en un mínimo y se desarrollen de mejor manera las distintas actividades. De las importantes una de las primeras fue la del Albarradón de Nezahualcóyotl, construido en los 1400s para evitar inundaciones en Tenochtitlan, ésta barrera dique que corría de las faldas del Cerro del Tepeyac al cerro de la Estrella en Iztapalapa, separaba las aguas del lago de Texcoco de las de los lagos de Xochimilco y Chalco; lamentablemente la obra fue fracturada por las tropas de Hernán Cortes cuando para tomar la ciudad, para que posteriormente fuera totalmente desaparecidas por la urbanización de subsecuentes años.
Las inundaciones sufridas durante la época de la colonia en particular las de 1604 y 1629 motivaron otras obras pretendiendo evitar la acumulación de aguas, condición que llevó a la construcción del Canal de Huehuetoca y del Tajo de Nochistongo, para así sacar las aguas excedentes de la cuenca; aunque para esto, hubo de bajar el nivel de las aguas de los lagos, lo cual en ese momento resultó en un respiro para la ciudad, sin embargo aparecerían otros problemas como rompimiento del equilibrio ecológico de la zona.
Vino la independencia, continuó la expansión de la ciudad e las inundaciones exigiéndose más atención en el rubro. Al respecto, hubo varias inquietudes incluso durante el imperio de Maximiliano de Habsburgo, sin embargo, la inestabilidad vivida por el país hizo imposible la producción de más obras, pero concretada una relativa paz con la estadía de Porfirio Díaz en el gobierno, vinieron trabajos para sanear a la ciudad a la vez de disminuir las inundaciones. De estas destacaron: la construcción del Sistema de Atarjeas que desembocaban en San Lázaro y el Gran Canal que desde este último punto llegaba a Zumpango, las obras fueron otro respiro para los habitantes, pero la fuerte expansión experimentada por la ciudad al concluir las batallas iniciadas en 1910, elevó el nivel de las urgencias.
La expansión de la ciudad no sólo creó nuevos problemas en el desalojo de aguas servidas y de lluvia, debido a que la contradictoria extracción de agua de los mantos freáticos y la desaparición de bosques que servían para la recarga, generaron hundimientos en la ciudad, situación de la que ya llamaron la atención los ingenieros Roberto Gayol quien dirigió el proyecto del señalado Sistema de Atarjeas en el gobierno de Díaz y de José Antonio Cuevas quien proyectó la cimentación del antiguo edificio de la Lotería Nacional construido entre los años treinta y cuarenta del siglo pasado. Si en su momento el Gran Canal conducía por gravedad las aguas servidas fuera del Valle, al hundirse la ciudad al cambiar la pendiente (Ver Cuadro 1), ya fue difícil hacerlo pues las bombas de San Lázaro resultaron insuficientes.

Cuadro 1. Hundimientos y cambio de la pendiente para drenar la ciudad. Dirección Ejecutiva de Cultura Ambiental (DECA). Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (SEDEMA), (S/F). http://www.cuidarelagua.cdmx.gob.mx/
Dado ese cambio de pendiente, hubo que pasar a una nueva gran obra, el Sistema de Drenaje Profundo iniciado durante el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz concluyéndose el Emisor Central en el sexenio de Luis Echeverría; éste emisor inicia en Cuautepec en la alcaldía Gustavo A. Madero y concluye en Tula, Hidalgo. Por supuesto, el sistema ha crecido, añadiéndose interceptores de acuerdo a la manera en que ha crecido la ciudad (Ver Cuadro 2), lo cual lo convierte en una de las obras de ingeniería más importantes de la ciudad, y el que por supuesto, dados los volúmenes de residuos líquidos que tiene que conducir, requiere un mantenimiento permanente, pues no solamente a éste llega agua, llega basura.

Cuadro 2. Partes que componen el Sistema de Drenaje Profundo. DECA. SEDEMA, (S/F). http://www.cuidarelagua.cdmx.gob.mx
Por supuesto la pregunta sería ¿Por qué continúan las inundaciones, teniendo la ciudad esas obras?, son varios factores, aquí algunos: 1. Los habitantes de la ciudad siguen incrementándose y con ello las aguas utilizadas. 2. Las lluvias que en determinados momentos son por demás voluminosas. 4. La ciudad sigue hundiéndose y de manera diferencial afectando por ese hecho a tuberías, y. 5. La inconciencia ciudadana, por utilizar al alcantarillado para verter sólidos, sea directamente o al tirando basura en calles.
Todas esas determinantes confluyen en el problema, entonces, desde este punto de vista si autoridades y profesionales hacen su trabajo cuando menos con un mínimo que permite a la ciudad funcionar, el ciudadano común debía hacer lo propio. Y todos los sectores contribuyen al problema, la población es dada a tirar basura en calles, estudiantes utilizan los mingitorios como ceniceros o papeleras, intelectuales de vez en cuando con un tino que habla de su excelente práctica lanzan las colillas de sus cigarros desde lejos a las alcantarillas. Sólo habría que ver, como dejan papás, mamás u otros, los rededores de los centros de educación cuando éstos acompañan a sus muchachos al aplicárseles los exámenes de selección para educación media o superior. Toda esa basura va al drenaje.
Sigue haciendo falta mejorar la cultura ciudadana hasta donde ésta entienda que es parte de los problemas de la ciudad, y en este caso, que de las inundaciones es corresponsable y debe actuar. AMLO en su mañanera, de vez en cuando debía aprovechar esa ventana con la que sigue educando, para insistir a la ciudadanía en ese aspecto; la Ciudad de México y otras ciudades lo requieren, en tanto las obras cada vez son más difíciles de ejecutar, y los gobiernos de pronto se desentienden de construir sistemas de ese tipo, por supuesto en muchas ocasiones por falta de recursos económicos, pero también porque obras como esas, no están a la vista, no son “de relumbrón” o, no les generan a aquellos, mucho reconocimiento.