Lic. Andrés Manuel López Obrador
Presidente de los Estados Unidos Mexicanos
Presente
Estimado Sr. Presidente:
Interesados en participar en las acciones que está Usted llevando a cabo con la intención de implantar la 4T en nuestro país, un grupo de arquitectos nos dirigimos a Usted con la mira de proponerle coadyuvar a mitigar uno de los problemas ancestrales de todo país capitalista: el conocido como Problema de la vivienda.
A este respecto, en 1917 se supuso que bastaría con asentar enfáticamente que los empresarios estaban comprometidos a “proporcionar vivienda cómoda e higiénica” a los trabajadores que laboraban en los terrenos de la empresa, para evitar que el déficit de vivienda que estos padecían se convirtiera en “Problema”.
Como Ud. sabe, el compromiso de los empresarios no fue cumplido y, en consecuencia, este sector de la población se ha visto obligado a asentarse en la periferia de las poblaciones, en terrenos carentes de servicios así como de vías de comunicación, y recurrir a la llamada “autoconstrucción”, término empleado para caracterizar la forma en que la gran mayoría ha construido sus viviendas, más del 60 % del total. Las cifras de las covachas con un nivel mínimo de habitabilidad, son alarmantes: entre 5 y 8 millones de “viviendas”. Permítanos recordar algunos pasajes históricos.
Habría que remontarse muchos años atrás para dar cuenta de lo poco que han podido hacer en nuestro país las distintas instancias profesionales, públicas o privadas, que de una manera u otra han participado en los intentos para solventar dicho problema. Al respecto, hay tres antecedentes que nos parece importante traer a cuento.
A instancias del arquitecto Carlos Obregón Santacilia, se llevó a cabo, en 1932, un concurso entre el gremio (¿) para escoger el proyecto de Casa Obrera Mínima más adecuado para servir de modelo e iniciar con él un plan de viviendas para los trabajadores. El concurso se llevó a cabo, lo ganó Juan Legarreta, y en 1934 se llevaron a cabo los conjuntos de vivienda en renta de San Jacinto y La Vaquita. El camino estaba trazado, pero algo aconteció que el enjundioso ejemplo no fue proseguido ¿falta de interés tal vez? Y siguieron pasando los años, y el déficit se fue convirtiendo rápidamente en problema, en “problema de la vivienda”, pese a que su inicio fue ejemplar y las viviendas se apegaban a las modalidades de vida de los artesanos que las ocuparon.
Pero las buenas intenciones y realizaciones pararon ahí. Y siguieron pasando los años. En el ínterin el presidente Manuel Ávila Camacho, institucionalizó en 1943, el Seguro Social no obstante que no contaba ni con las instalaciones necesarias para brindar la protección a la salud, ni con el equipo médico suficiente para tales efectos. Y si bien bastaron 2 años para que en 1945, se convocara a concurso el proyecto y construcción del hospital de La Raza, por el momento no se hizo nada en relación a la vivienda. Los trabajadores siguieron careciendo de un hábitat higiénico y salubre.
Fue esta situación la que motivó que de tiempo atrás fueron varias las propuestas de los arquitectos interesados en que se dotara de casa a los grupos sociales más necesitados, a los que no han podido acceder a la oferta de vivienda ni a la institucional ni a la privada. Cabe destacar dentro de las diferentes propuestas, la conferencia expuesta por José María Gutiérrez quien en agosto de 1965 sustentó una conferencia en un ciclo organizado por la Sociedad de arquitectos mexicanos, titulada ““Desconocimiento del problema de la vivienda y sugerencias para su solución”, en la cual anticipaba que se ocuparía de poner los puntos sobre las íes respecto del llamado “problema de la vivienda”. El título anuncia muy claro que se trataría de una conferencia pensada para confrontar, para debatir, para incitar a la réplica y, con ella, para suscitar acuerdos.
En su conferencia, “Chema” (como solían llamarlo) la emprendió contra quienes en ese momento argumentaron que la solución consistía en reproducir aquí las medidas que se habían tomado en otros países (viviendas agrupadas en edificios multifamiliares, que se construyeron destinadas a procurarse en renta, entre otras) Es un hecho que dichas “soluciones no respondían a las circunstancias nacionales, dijo, y más puntualmente, a los niveles de vida, a los ingresos, a los salarios que perciben aquí las clases trabajadoras.” En esta conferencia destaca el siguiente párrafo:
“las características más sobresalientes de la paupérrima calidad de vida que encuentra su légamo nutricio en las colonias proletarias, son: la falta de planeación en la ocupación del suelo, las viviendas a medio terminar en las que predomina el empleo de materiales de desecho, así como la carencia de fluidos indispensables, agua y luz, y la ausencia de áreas de esparcimiento, así como de drenaje y de medios de comunicación, son otros tantos condicionantes que convergen en el problema de la vivienda.“ Hay que recalcar, diríamos nosotros, Sr. Presidente, que estas características siguen prevaleciendo actualmente.
Este sector poblacional, el de los sin trabajo, se encuentra en gran desventaja para hacerse de una vivienda digna como lo establece la ley. Su condición de vulnerabilidad y la falta de recursos les hace sumamente difícil, casi imposible, acceder a mejores oportunidades de habitabilidad. Con gran esfuerzo van solucionando a “su manera” poco a poco las necesidades básicas alrededor de sus viviendas, concluyéndolas al término de 15 a 20 años. Llegando a consolidar en el mejor de los casos viviendas precarias, insalubres, hacinadas, y muchas veces expuestas a contingencias inesperadas. Por tanto, son viviendas frágiles, con malas condiciones de habitabilidad, sin haber tenido acceso a una asistencia técnica ni financiera y mucho menos a una planeación urbana. La calidad de estas viviendas deja mucho que desear en relación a la que podrían tener de acuerdo a la ley.
Esa situación perduró hasta que, urgido el gobierno porque se aproximaba la fecha en que los empresarios debían consumar su compromiso constitucional que establecía el año de 1972 para que cumplieran con su encomienda, ese mismo año crearon el INFONAVIT. Se trataba de un organismo tripartita integrado por representantes del gobierno, de la iniciativa privada y de los propios trabajadores, que se ocuparía de cumplir con el compromiso adquirido con quienes hicieron posible la Revolución. Y no era el caso de continuar difiriendo el ofrecimiento ganado con tantos sacrificios. Así pues, se modificó el artículo constitucional y se estableció un organismo crediticio según el cual los propios trabajadores se asignarían créditos a sí mismos con los ahorros que captaba el INFONAVIT.
Dentro de los esfuerzos que se han llevado a cabo destaca sin lugar a dudas el iniciado en 1998, cuando da inicio la Jefatura de Gobierno de la ciudad de México del Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas quien decretó una serie de cambios que dieron lugar al Instituto de Vivienda. Bajo la dirección de la Lic. Elena Solís, se estableció en ese momento el primer módulo conocido como Caja Popular con la participación a la cabeza del Ing. Felipe Palacios, los Colegios de arquitectos e ingenieros en la delegación de Coyoacán en ese tiempo, ahora Alcaldía.
En 1999, Chema Gutiérrez siendo delegado por el Colegio de Arquitectos en la Delegación Coyoacán, con la experiencia adquirida en su trayectoria profesional en el tema de la vivienda junto con el Arq. Enrique Ortiz y el ya mencionado ingeniero Felipe Palacio, se dieron a la tarea de seguir el camino ya emprendido años atrás, reforzándola con la que los arquitectos colombianos habían desarrollado en este campo, sumando experiencia y esfuerzos crean el programa de Mejoramiento de Vivienda con la participación de algunas ONG ‘s que ya se habían dado a la tarea de buscar soluciones a los problemas de la mejora de la vivienda para los grupos marginados.
Fueron muchos los intentos que llevaron a cabo estos arquitectos, ingenieros, y ONG’S, entre otros, para hacer accesible a estos grupos marginados una vivienda digna. Grupos que han quedado al margen del INFONVIT y que constituyen a quienes están al margen de los beneficios de esta institución.
Fue entonces que, a través del Instituto de Vivienda del DF, (INVI) se formalizó el Programa de Mejoramiento de Vivienda en Lote Familiar a través de un crédito accesible y una Asesoría Técnica Formal, que coadyuva a la manera como construyen sus viviendas las familias que no cuentan con los recursos necesarios para hacerse de una vivienda digna, aprovechando el recurso de la “autoconstrucción”, solo que asesorada profesionalmente y con un crédito a su alcance para llevarla a cabo.
Sería muy importante, Sr. Presidente, que dentro de la 4ª T hacer un llamado de atención para reflexionar sobre los beneficios que este programa ha dado a las familias en relación a la mejora de la habitabilidad de sus viviendas: 12,000 mejoramientos de vivienda en el año de2020, mediante créditos que fluctuaron entre $25,000 a 180,000. En resumen: este programa basado en la experiencia y conocimiento de los interesados y en las condiciones de sus localidades ha podido proporcionar soluciones a su alcance, a través básicamente, de un crédito accesible y la participación de una asesoría técnica formal, la de los arquitectos e ingenieros.
La asesoría técnica
En la idea de atender a este grupo poblacional, los arquitectos e ingenieros, Asesores Técnicos del Programa de Mejoramiento de Vivienda realizamos una labor que permite a bajo costo coadyuvar con este grupo social, brindándoles apoyo a las familias para que lleven a un término deseable el proceso de mejoramiento de sus viviendas en un lote de su propiedad, aportando soluciones en el diseño, supervisión y administración, entre otros, con el crédito que se les otorga y de acuerdo a la normatividad que establece la ley para la construcción de las viviendas.
Este programa se ha llevado a cabo tan solo en la ciudad de México. No ha sido difundido ni practicado de una manera sólida y formal en otras entidades del país, ni siquiera la que abarca la llamada zona metropolitana del Valle de México. Los ejemplos que se tienen han demostrado que es posible mejorar la habitabilidad de sus viviendas, algunas ya construidas o provisionales o semi-construidas en un terreno de su propiedad; lo que, a su vez, permite entender la importancia de este programa que se ha llevado a cabo por más de 20 años.
La propuesta que le presentamos aquí a la 4 T, Sr. Presidente, es ampliar este programa a todo el país basado en la experiencia ya adquirida por tantos años.
Ciertamente no todo ha sido miel sobre hojuelas, a veces ha habido dudas en relación a su continuidad, sin embargo, los beneficios que ha proporcionado al grupo de familias que han podido acceder a este programa supera los obstáculos, sinsabores y problemas que se ha tenido que enfrentar.
Consideramos que la ampliación de este proyecto a todo el país, para las familias de pocos recursos basado en la propia experiencia de las distintas localidades en función de mejorar las viviendas a las que nos hemos venido refiriendo, seria de un gran impacto. El trabajo de los “Asesores Técnicos” ha demostrado su eficacia. ¡¡¡ he aquí un desafío para la 4 t.!!!
Con la confianza de que la 4T abra nuevos horizontes para nuestro país, lo saludan
Atentamente
Arquitectura ante la 4T
Sonia Hilda Vences, Ramón Vargas Salguero, J. Víctor Arias Montes, Rubén Cantú Chapa, Gerardo Sánchez Ruiz, Jesús Tamayo Sánchez, Carlos Vejar Pérez-Rubio.