Centro Histórico, depositario del Arte, Historia y Movimientos Sociales

Rubén Cantú Chapa

El carácter del Centro Histórico de la ciudad de México va más allá de ser el espacio depositario de la historia y el lugar donde se guarda la mayor parte del pasado cultural de una ciudad o una nación (Cantú, 2009: 32). La custodia histórica de la cultura enriqueció su esencia y naturaleza e incursionó en la sostenibilidad. Un resguardo surgido de la estética, de la historia escrita en lo urbano-arquitectónico y del ambiente sociourbano en el Centro Histórico donde se protagoniza los problemas más agudos del país. Brotó ese entorno sociourbano, territorio-sociedad, pero también lo crearon la actividad y las movilizaciones sociales en el sitio. Es, recientemente, el escenario urbano donde la sociedad se ha manifestado una y otra vez desde el advenimiento de esa globalización, para exigir una correspondencia racional y equitativa en su relación con lo local (nación) y con lo global (el planeta). (Cantú, 2005,).

Los resultados contradictorios de la política neoliberal se expresan de manera cotidiana en la calle. En el Centro Histórico también se testifica como el punto de inflexión de la globalización y el desenlace contradictorio sociedad-Estado de más de tres décadas, suceso que hubo por el cambio del proyecto de nación, que emanó de la primera revolución social en el siglo xx. La declaración como patrimonio cultural del Centro Histórico y como escenario de las actividades de la sociedad civil y como espacio actor, es un hecho reciente de protagonismo y sostenibilidad urbano-arquitectónico como resultado de los cambios en el proceso productivo y a pesar de las actividades económicas predominantemente financieras, así como de las prácticas políticas de quienes asumen la responsabilidad del Estado mexicano. Transformado el sitio histórico y declarado como pertenencia de la humanidad, tiene el ambiente sociourbano, diferente al que hubo durante casi todo el siglo XX y no presentado antes, más que a principios de ese siglo durante la Revolución mexicana. El Centro Histórico asume luego una nueva función durante el proceso urbano, el protagonismo crítico y la sostenibilidad de naturaleza cultural, política, social y en el ámbito del desarrollo como respuesta local y la contraparte al proceso globalizador.

En esa área de la ciudad se ha presentado la constante movilización social, originada por los problemas de la economía y las prácticas políticas y entra en la cultura de la sociedad como nunca antes. La sociedad urbana rescata las contradicciones sociales anteriores e incursiona en la cultura, con un desenvolvimiento desigual al que trajo el capitalismo industrial y la lucha de clases ahí desarrolladas; cobran nuevas formas con los problemas urbanos de las grandes aglomeraciones humanas. Sin la comprensión de la esencia que adquirió el Centro Histórico en las últimas décadas, difícilmente podrá establecerse un programa de protección del espacio, su preservación, así como la identidad del lugar. El problema luego de la salvaguarda del Centro Histórico de la ciudad de México parte necesariamente de la comprensión de la nueva función urbana asumida ante los problemas de la sociedad que preserva el carácter sostenible del área.

El rescate del Centro Histórico tiene varias connotaciones. Por un lado la que propone el Estado, relacionado con el paisaje urbano y la restauración física de los inmuebles, mediante la preservación de las referencias históricas al periodo arquitectónico y urbano, esto es, la forma como fue construido y la consecuente enajenación del valor de cambio para la actividad de servicios, inmobiliaria, comercial y financiera de la actualidad. Por el otro, la sociedad civil lleva el rescate que a efectuado desde hace más de tres décadas, mediante la apropiación de los espacios abiertos para demandar la solución a los grandes problemas sociales, políticos y económicos, convirtiendo al Centro Histórico en el espacio protagónico urbano de las demandas de la población, con la alternativa en la identidad social y sostenibilidad a pesar de las dificultades que ahora posee.

La caracterización del Centro Histórico es a partir de la función de sostenibilidad del arte en la historia y el sujeto histórico activo de la sociedad civil organizada en el proceso urbano que adquirió y particularmente durante el transcurso de globalización en la que está inmerso nuestro país. Aun, con la sola actitud sosegada del hombre de contemplar la belleza de la obra urbano-arquitectónica o dejar un testimonio gráfico y/o fotográfico individual con el pasado prehispánico o del período colonial, o también en actividades terciarias de la economía, el individuo testifica el placer de su presencia en el Centro Histórico patrimonial de la ciudad.

Con tal caracterización se identifican las partes o sectores urbano-arquitectónicos del Centro Histórico que la sociedad civil le asignó y lo que las instancias político-administrativas ordenaron. Asimismo, describe los valores fijados en el área, en lo histórico, cultural, económico, político y social. Analiza la transformación del Centro Histórico en las últimas décadas, a pesar del proceso globalizador y explica los cambios ahí efectuados, como parte fundamental para su mejor restauración y salvaguarda. La identificación social con el entorno describe el ambiente sociourbano ahí creado al finalizar el siglo XX debido a la asimilación de los diversos sectores y clases sociales que ahí permanecen una y otra vez; presupone con ello la apropiación cultural, social, políticos y económicos por la población que acude al lugar, y también por los gobernantes elegidos democráticamente y/o asociados con los inversionistas que al adquirir los inmuebles protegen el patrimonio. Entre ellos se encuentran los capitales inmobiliarios ubicados en los medios urbanos al dar a conocer tal apropiación citadina mediante la información, la comunicación electrónicos, en los últimos años.

El Centro Histórico protagoniza los problemas sociales

El Centro Histórico,[1] lugar más antiguo de la ciudad de México, ha protagonizado los problemas sociales más grandes de la metrópoli y del país desde su creación, particularmente con mayor rigor en las últimas décadas. Ha expresado en sus espacios urbanos las dificultades de la economía de la nación y su impacto en la sociedad, mediante el subempleo y desempleo, así como las contradictorias prácticas políticas y las políticas públicas en el escenario del vasto patrimonio histórico cultural. Superó a cualquier otra área de la metrópoli como testimonio urbano-arquitectónico para imprimir el carácter histórico a la protesta social, por el deterioro en las condiciones de vida de la población y surgió en su territorio el ambiente sociourbano en el marco del entorno patrimonial, testigo insobornable de los acontecimientos sociales y de la crisis del liberalismo en nuestro país en los últimos tiempos. Un fenómeno nacional relacionado con la crisis mundial del sistema de la que México no es la excepción.

[1] El Centro Histórico tiene una superficie de 9.1km2. En abril de 1980 el Gobierno Federal lo declaró Zona de Monumentos Históricos a 668 manzanas en la que se ubican 1436 edificios con valor monumental. Siete años después, en diciembre de 1987, la UNESCO lo proclamó patrimonio de la humanidad. En diciembre de 1990 fue creado el Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México. Tiene 18375 viviendas en el año 2001 y ahí residían 71615 habitantes y a diario transitaban 1.2 millones de personas. Son usados como bodegas 4209 inmuebles históricos. Hay 19126 empresas y tienen 82609 empleos. Cruzan 5 líneas del Metro y 16 rutas de transporte colectivo. Hay 51 organizaciones que agrupan a los vendedores ambulantes y éstos ocupan 23 calles del Centro Histórico. (Fuente: Programa Parcial de Desarrollo Urbano del Centro Histórico y Análisis de Uso de Suelo de la colonia Centro).

La función asignada al Centro Histórico durante décadas, instituidas por reuniones y organismos internacionales fue rebasada al pasar de objeto citadino de la metrópoli a sujeto urbano protagónico de las demandas sociales y activo patrimonial, histórico- cultural que reordenó su misión en la ciudad de México. Suceso que coadyuva a la sostenibilidad del sitio en la medida que construye a la historia urbana. Renunció a la función de territorio urbano pasivo, para asumir el papel de espacio refractario urbano central y sitio actor de los grandes problemas políticos, sociales, económicos, culturales y ambientales del país en las últimas décadas del siglo pasado y lo que va del presente. Ya no es el espacio central de la capital del país que exhibe el lugar patrimonial desde la perspectiva histórica o en el ámbito de la representación esteticista, es ahora y desde hace varias décadas, el espacio urbano-arquitectónico que testifica lo que sucede en la metrópoli y en la nación y que reafirma su historicidad crítica con las propias clases y sectores sociales que ahí expresan sus problemas, su identidad y sitio cultural, así como la nacionalidad y sostenibilidad que representa. El destino final de reivindicaciones y protestas, surgidos de los confictos entre las clases sociales, originados en las fábricas o en empresas de diversos tipos, bien por problemas salariales o el desempleo, ocurrido por las crisis de sobreproducción, han tenido, recientemente como expresión, el Zócalo del Centro Histórico, convertido en espacio abierto protagonista. El comercio ambulante y las marchas y manifestaciones que se expresan permanentemente dan cuenta del carácter que asumió este espacio central de la capital del país.

Las marchas de protesta nos explican la situación. En 1996 la cantidad de actos en el D.F. fue de 3 790 marchas, con 10.4 en promedio diarias.[2] En 2004 hubo 5 marchas diarias y se manifestaron 6.5 millones de personas. Equivale a las 2/3 de la población del D.F. Fue un promedio de 17 800 manifestantes por día en el Centro Histórico. En los cuatro primeros años del siglo XXI de los gobiernos local y federal hubo 7 mil 530 eventos en vía pública, con una participación total de 34 millones 600 mil personas. Un promedio de 5.2 marchas diarias con 23 700 manifestantes cada una. 350 mil ciudadanos salieron a las calles el 27 de junio de 2005 para reclamar seguridad ante una descomposición social que matiza el ambiente sociourbano. 100 mil simpatizantes caminaron al Zócalo el 29 de agosto contra el desafuero de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). El 7 de abril del 2005 se manifestaron nuevamente contra el desafuero de AMLO más de un millón de personas, ya como candidato a la Presidencia con el más alto porcentaje en las encuestas para ocupar el cargo. Después de las elecciones se congregaron también más de un millón de personas reclamando el triunfo de AMLO. Un dato en la década anterior fue la cantidad de actos que ocasionó la crisis de la economía en 1996 en el D.F.: hubo 3 790 marchas, con 10.4 en promedio diarias (datos de la Secretaría de Gobernación) (Cantú, 2009: 35). La Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSP-DF) registró durante 2006 un descenso de 69.4 por ciento en el número de movilizaciones ciudadanas que se llevaron a cabo en calles de la ciudad de México, con relación al año anterior, al pasar de 5 mil 168 casos en 2005 a mil 580 en 2006.[3]

[2] Datos publicados en el periódico Excélsior el 13/II/97

[3] En ambos periodos se mantuvieron en primer lugar las manifestaciones por problemas del ámbito federal. En 2005, las demandas hechas al gobierno de la República representaron 80 por ciento de la actividad en la vía pública, en tanto que en el 2006 equivalieron a 52 por ciento. El tipo de movilización también varió. Hace dos años predominaron las concentraciones de personas con 3 mil 304 casos, equivalente a 64 por ciento del total; seguidas de los bloqueos, con 423, que representan 8.1 por ciento, y en tercer lugar las caravanas, con 404, que representan 7.8 por ciento. En el 2006 el mayor número de movilizaciones fueron los mítines, con 456 casos, que equivalen a 34.5 por ciento del total; en segundo término están los bloqueos, con 413 asuntos, que representan 26.1 por ciento, seguidas de las marchas, con 353 eventos, que son 22.3 por ciento.

Datos reciente muestran la intensidad del carácter crítico del Centro Histórico de la ciudad de México ante un ambiente sociourbano que expresa las crisis sociales relacionados con los problemas del desenvolvimiento del modelo económico, y el impacto en las condiciones de vida social, en el ámbito de la política y en la cultura. Las marchas en el Centro Histórico de naturaleza contestataria adquieren una connotación inédita en el lugar de mayor existencia patrimonial y cultura urbano arquitectónica de la ciudad y sustentan la historia del sitio con la historia misma que ahí escriben los movimientos sociales.

Datos estadísticos consultados en los últimos años, aunque cuantitativamente distintos en las fuentes de información, no modifican la naturaleza protagónica del Centro Histórico que adquirió desde el último tercio del siglo XX pasado a la fecha del presente ensayo. Veamos lo siguiente:

ESTADISTICA del Gobierno del Distrito Federal de las manifestaciones y plantones en el D. F. durante el 2011. De acuerdo a datos del Gobierno del Distrito Federal, en los últimos cinco años, las manifestaciones en la Ciudad de México se han reducido, al pasar de 9.96 en 2007, a 8.36 en 2011, por día en promedio. Indica que de las tres mil 53 movilizaciones registradas en 2011, 49.4 por ciento no causaron afectación vial, mientras que 50.6 por ciento provocaron algún tipo de molestias. […]

De acuerdo con cifras de las Secretarias de Gobierno y de Seguridad Pública del Distrito Federal, del 2002 al 2009 se ha registrado un aumento significativo en el número de movilizaciones que se reportan diariamente en la Ciudad. Tan sólo en el periodo del año 2006 al 2008 se triplicó el número de concentraciones en las vías públicas, al pasar de 1 148 manifestaciones anuales a poco más de 3 mil, lo que equivale a un promedio de 9 manifestaciones diarias; tendencia que se conservó durante los años subsecuentes (3 268 movilizaciones en 2009 y disminuyó en 3 053 en el 2011). Consultado en pág. web por el autor el 13 de julio de 2015.

En otra información tenemos lo siguiente:

La Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México, nos informa, a través de una solicitud realizada por nuestra institución en el sistema InfoMEXDF, que durante 2014 en nuestra ciudad se realizaron 9 mil 111 manifestaciones, en promedio 24 manifestaciones por día, lo cual constituye el índice más alto de protestas realizadas en los últimos 7 años, de los que tenemos registro […].


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