J. Víctor Arias Montes
Los años sesenta del siglo XX marcaron el principio del fin de muchas cosas, pero también grabaron el inicio de otras nunca antes vistas, como los procesos pauperizantes de millones de mexicanos que hoy se debaten en la extrema pobreza y que simplemente no podrán hacer frente a muchas de sus necesidades básicas. Así, por ejemplo, pagar los servicios de un técnico para satisfacer sus requerimientos espaciales será casi imposible y, por lo tanto, no contarán con un espacio habitable cómodo e higiénico que les permita vivir y reproducir su vida dignamente, pues sus ingresos no alcanzarían para cubrir esas necesidades, históricamente consideradas como necesidades humanas.
¿Qué provocó esta situación? Se ha coincidido en señalar que el largo periodo posterior a 1917, cuando se promovieron obras de gran envergadura y calidad por todo el país, poco a poco se fue abandonando, encubierto con un desgastado y perverso discurso revolucionario que terminó por dar fin a ese periodo de nuestra historia. Ese cambio radical dio paso a la implantación a sangre y fuego del neoliberalismo y la globalización, una manera distinta de organizar el capitalismo en el mundo entero. Ello llevó a México a una paulatina baja de los niveles de bienestar de una sociedad llena de contrastes, donde un alto porcentaje debe, además, enfrentar hoy en día desventajosamente la agobiante pandemia del Covid-19. Esta situación obviamente repercutió directamente en una de las penurias más apremiantes para todos esos millones de mexicanos: la de la vivienda. Según la Comisión Nacional de Vivienda, para 2014 había un rezago de 9’045,934 de viviendas,1 previéndose que éste sobrepasará los 10 millones de viviendas para 2020. Una cifra a todas luces apabullante para un país que desea alejarse del neoliberalismo. Aunque el Censo 2020 quedó en suspenso por la emergencia sanitaria, se estima que para este año México llegue a 127 millones de habitantes.2
1. http://sniiv.conavi.gob.mx/Reports/INEGI/Rezago.aspx
2. https://www.saberespractico.com/demografia/poblacion-estados-mexico/
Aunque se considere un lastre neoliberal el agudizamiento de este déficit, los arquitectos nos hemos alejado, voluntaria o involuntariamente, de trabajar en la solución de este problema. Incluso, por voz del propio Presidente Andrés Manuel López Obrador, se ha sugerido que sean los propios trabajadores quienes, por medio de la autoconstrucción, satisfagan esta básica necesidad. Nos parece que la Constitución Política de México es clara al respecto y debieran instrumentarse, además de ello, otras alternativas para enfrentar este problema. Pero mientras eso sucede, cualquier apoyo directo es más que satisfactorio para que los que no cuenten con vivienda digna tengan la posibilidad de hacerlo.
Fig. 1 https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/PobrezaInicio.aspx
Si bien es cierto que el problema de la vivienda no es de diseño o proyecto, sino económico, los arquitectos debiéramos presentar un frente amplio para que se considere nuestro trabajo en la atención a esta necesidad humana, conjuntamente con los trabajos académicos de las instituciones de educación superior, que son muchas y con experiencias prácticas de calidad, dignas de considerarse.
Respecto a lo que establece la Constitución, baste recordar algunos párrafos de los Artículos 4° y 123 relativos a esto que comentamos:
- Artículo 4°: … Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa. La Ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo.
- Artículo 123: … Entre los obreros, jornaleros, empleados domésticos, artesanos y de una manera general, todo contrato de trabajo:
- I.- La duración de la jornada máxima será de ocho horas.
- II.- La jornada máxima de trabajo nocturno será de siete horas. Quedan prohibidas: las labores insalubres o peligrosas, el trabajo nocturno industrial y todo otro trabajo después de las diez de la noche, de los menores de dieciséis años;
- III.- Queda prohibida la utilización del trabajo de los menores de quince años. Los mayores de esta edad y menores de dieciséis tendrán como jornada máxima la de seis horas.
- IV.- Por cada seis días de trabajo deberá disfrutar el operario de un día de descanso, cuando menos…
Queda claro entonces que toda familia tiene el derecho a una vivienda digna y decorosa y que la jornada de trabajo no da pie a las extensiones de la jornada de trabajo de manera gratuita y, mucho menos, para dedicarla a la satisfacción de necesidades básicas. Y sobre los salarios:
- Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos…
- XII. Toda empresa agrícola, industrial, minera o de cualquier otra clase de trabajo, estará obligada, según lo determinen las leyes reglamentarias, a proporcionar a los trabajadores habitaciones cómodas e higiénicas. Esta obligación se cumplirá mediante las aportaciones que las empresas hagan a un fondo nacional de la vivienda a fin de constituir depósitos en favor de sus trabajadores y establecer un sistema de financiamiento que permita otorgar a éstos crédito barato y suficiente para que adquieran en propiedad tales habitaciones.
- Se considera de utilidad social la expedición de una ley para la creación de un organismo integrado por representantes del Gobierno Federal, de los trabajadores y de los patrones, que administre los recursos del fondo nacional de la vivienda. Dicha ley regulará las formas y procedimientos conforme a los cuales los trabajadores podrán adquirir en propiedad las habitaciones antes mencionadas.
- Se proporcionarán a los trabajadores habitaciones baratas, en arrendamiento o venta, conforme a los programas previamente aprobados. Además, el Estado mediante las aportaciones que haga, establecerá un fondo nacional de la vivienda a fin de constituir depósitos en favor de dichos trabajadores y establecer un sistema de financiamiento que permita otorgar a éstos crédito barato y suficiente para que adquieran en propiedad habitaciones cómodas e higiénicas, o bien para construirlas, repararlas, mejorarlas o pagar pasivos adquiridos por estos conceptos.
Si constitucionalmente se integran al salario los recursos básicos para que los trabajadores satisfagan sus necesidades, por supuesto que la vivienda queda contemplada en las aportaciones patronales, sean éstas privadas o públicas.
La propuesta del Presidente López Obrador para reformar la Ley del Infonavit y otorgar créditos directos a los trabajadores, para mejorar o construir vivienda o para comprar un terreno, debe ser el inicio de una profunda modificación a cualesquiera de los mecanismos para contar con vivienda digna.